El Gobierno está muy preocupado porque se ejerza el derecho al trabajo... los días de huelga.
Poco a poco se ha ido desvelando, además del fraude democrático de las promesas electorales, la verdadera cara de la reforma laboral de PPCiU y su verdadero objetivo, la reducción de costes laborales, con el recorte de salarios y plantillas. Y su dramática traducción real: 6.200.000 parados (27,16%), entre ellos jóvenes (57,22%), muchos de los cuales nunca han trabajado, o lo han hecho sin cotizar a la Seguridad Social y mayores de 50 años que han sido expulsados del mercado laboral, acaso para siempre. La mentira - no por repetida convertida en verdad - de que los emprendedores, muchos de ellos precarios autoempleados, nos sacarían de la crisis revela que lo que genera empleo no es la austeridad sino el crecimiento económico. El crecimiento requiere el abandono del dogma austericida y una política económinca expansiva. En cuanto al empleo, una de las maneras de generarlo es a través del sector público ya que España es uno de los países con menor ratio de empleados públicos por habitante de la UE. Los recursos se pueden lograr si la presión fiscal real del estado alcanza la media de la UE (38%) en vez situarse en un menguado 31%, una diferencia de 70.000 millones menos, cifra curiosamente coincidente con la cantidad estimada de evasión fiscal de nuestros patriotas amantes de los paraísos fiscales.
Paradójicamente, en un país donde millones de personas quieren trabajar y no pueden, los herederos de Thatcher y Reagan recortan el poder adquisitivo de las pensiones y aumentan la edad de jubilación. Todo en el nombre de la 'sostenibilidad' del sistema de pensiones (no dirán que para favorecer a los intereses privados en los planes de pensiones, claro), ocultando realidades incuestionables como el aumento de la productividad.
Mientras tanto, nos reímos de los países que, como Bolivia, aplican otras políticas y han nacionalizado empresas de sectores estratégicos y, pese a que según los voceros capitalistas iba a cundir el pánico entre los inversores, su economía aumenta el 4,8% anual durante los últimos 7 años, la deuda pública dismuniuye un 54%, la pobreza se reduce en un 18% y aplica un 0% de IVA a los libros.
Nuestro futuro lo podemos ver en nuestro pasado. Hay dos alternativas: La resignación y pérdida de los derechos humanos y laborales de nuestro Estado del Semibienestar o la 'indignacción' que nos lleve a la lucha y la construcción de alternativas. Ser los trabajadores del 1 de mayo de 1886 y los de fábrica de la Canadenca en Barcelona, que lucharon y consiguieron la jornada laboral de 8 horas o ir reforma a reforma, camino de Bangladesh. ¿Será la primavera de nuestros derechos o la del Corte Inglés?