La Odisea de Artulises

El camino a Ítaca ha empezado. Artulises trata de ir por mares legales pero allí se encontrará con el cíclope PPolifemo que tratará de devorarlo - como al incauto Ibarretxe - en su cueva parlamentaria, cerrada con la enorme piedra constitucional . También se escucharán los cantos de la sirena Alicia para pedirle que se quede con ella en el País de las Maravillas y advertirle que no se aleje de la costas constitucionales ya que en alta mar les esperan todos los males surgidos de la caja de Pandora. Necesitará ayuda y toda su astucia para sortear las dificultades del camino. Penelopujol, entre tanto, harta de años de tejer y destejer el país, se declara cansada de hacer 'la puta i la ramoneta'.

Y mientras se inicia la Odisea, algunos se preguntan cómo será Ítaca:
¿Habrá leyes hipotecarias injustas que arruinen la vida de la gente?
¿Se rescatarán los bancos o a las personas?
¿Aporreará la policía a los ciudadanos que la pagarán con sus impuestos?
¿Habrá por fin una Ley Electoral en que cada voto tenga el mismo valor?
¿Se redistribuirá la riqueza o aumentarán las desigualdades?

¿O acaso pasará como en Rebelión en la Granja y los cerdos serán peores como encargados de la granja que los humanos?

No es país para federalistas

Lo que no habían podido los independentistas de viejo cuño - convencer a la mayoría de la población de que era necesario un Estado Catalán - lo ha podido una mezcla de engaño, desprecio, crisis económica y tacticismo político.

Todo empezó con Zapatero prometiendo apoyar el Estatut que saliese del Parlament, lo que parecía contrastar con el desprecio secular al catalanismo más allá del Ebro. Más adelante, fue patente el engaño y el Estatut quedó, primero 'cepillado' por el Congreso y más tarde laminado por diferentes sentencias del Tribunal Constitucional. Aquellos que creían en un estado federal se veían a un callejón sin salida.

Llegó la crisis-estafa y, a su caballo, las derechas al poder a la Moncloa y la Generalitat. La situación económica, agravada por la merkeliana espiral austericida, se degradó hasta llevar a España está al borde del rescate europeo y a Catalunya al borde del rescate español. Con la sensación de que ser rescatados con el dinero propio y tener que dar las gracias (16.000 M€ de déficit fiscal anual vs 5.000 M€ del fondo de liquidez). La guinda en el pastel independentista la puso Artur Mas, líder de los soberanistas de CiU - nacionalistas de derechas que se vuelven independentistas si se enfadan -, con su 'o hay pacto fiscal o me llevo el Scattergories' y pidió una asistencia masiva a la manifestación convocada por la Assemblea Nacional de Catalunya con el poco pactista lema 'Catalunya, nou estat d'Europa'.

Y lo que pasó el 11-S ya se sabe: la mayor manifestación de la historia, cientos de miles de personas (1,5 millones para la, en esta ocasión, generosa estimación policial catalana y 600.000 para la policía española, lo que hace pensar que en vez de la policía debería contar manifestantes una empresa de estadística) - un auténtico tsunami independentista sobre cuyas olas han empezado a surfear los políticos.

El caso es que autonomistas y federalistas se han vuelto independentistas, los independentistas ven por primera vez viable el estado propio y los generales bravucones ya no dan miedo. La cosa pinta mal para los que prefieren a España 'antes roja que rota' aunque quizás desde lejos, del naufragio sólo se vean unos hilillos de plastilina.